martes, 4 de septiembre de 2012

Antigermanismo

La perspectiva de esperar cuatro horas en el aeropuerto de Frankfurt no es agradable. 

Hasta que piensas en los BREZEL.



Los brezel (brezeln en plural, pero no nos vamos a poner estrictos) son el bien encarnado en un bollo. No voy a intentar describir cómo te hace sentir un brezel caliente con un café a las nueve de la mañana porque sería inútil, pero espero que quede claro lo que opino de ellos. 



Y ahí acaba la lista de cosas buenas de Alemania.

Tengamos en cuenta que estamos hablando de un país moderno, avanzado, desarrollado, en el que se armó la de Dios porque pensaron que los pepinos españoles estaban malos. 



Alemania es verde. Qué bonito, verde, árboles, bosques, pensaréis. Pero es verde porque llueve... mucho. 



No sé si puedo recalcar lo suficiente la palabra "mucho". Estamos hablando de cinco días seguidos de lluvia. En agosto.



Haría falta un post entero, que no estoy dispuesta a hacer, para hablar de los bichos, tanto en cantidad como en tamaño, que se encuentran en cada esquina. Una mañana, me encontré un mosquito del tamaño de un reloj de bolsillo; tuve que darle CUATRO golpes con una revista para matarlo. 



Supongo que, si alguien lo hubiera visto, se habría reído. 

Mi desesperación llegó al punto de aliarme con las arañas, al darme cuenta de que ellas se comen a los mosquitos.



También es verdad que eran demasiado grandes y me daba miedo acercarme para matarlas.

Los niveles de perroflautismo son alarmantes. Y, estando permitido llevar animales en los buses y metros, esto es un problema grave. ¿Por qué? Porque los hippies no tienen precisamente chihuahuas, amigos. Esto quiere decir que ocupan cuatro sitios, el hippy y su perro. 



Y esto quiere decir que yo no me siento.

Y tengo una hora de trayecto.



La gente va en bicicleta. Sí, es una costumbre sana y económica, pero es que no hay carril bici. Van por la acera. Y te pitan, y si no te apartas te atropellan. O, directamente, van a dar, como una niña que se me lanzó encima con una bici de Hello Kitty. El diablo sobre ruedas, vamos. 



Y beben agua con gas.



En el Lidl todo está desordenado.

Las tiendas de barrio cierran a las seis de la tarde.

Te miran mal cuando hablas en inglés.

No quiero seguir con esta lista pero creedme, podría. 


Para acabar este post querría decir que NO me arrepiento por no haber escrito nada en más de un mes y que espero que ningún alemán lea esto y se ofenda porque mi intención no es ofender a nadie aunque si alguien se ofendiera en realidad me daría igual porque si te ofendes por algo que lees en Internet te mereces la ofensa. 

Buenas tardes y que la fuerza os acompañe.