lunes, 1 de octubre de 2012

Así acaba mi vida

Damas y caballeros, niños y niñas, de todas partes del mundo y/o universo, tengo una noticia que darles: me he puesto enferma. ¡Yay! 



En realidad solo es un resfriado muy molesto, pero en estos días me viene fatal. Esto me lleva a preguntarme si en algún momento de tu vida un resfriado te viene bien.


A lo mejor te viene bien si tus amigos quieren ir a un museo.




Pero aparte de como excusa, no se me ocurre ningún contexto en el que un resfriado no te haga odiar al mundo entero.







Volviendo al tema, resulta que esta es una de las peores semanas en las que podría haberme tocado la gripe otoñal. ¿Por qué? Pues porque acabo de llegar a mi fantástica, fantabulosa, magnífica, magnificosa universidad de Erasmus.




Y esto quiere decir que tengo que hacer fantástico, etc. papeleo.


Para lo cual tengo que ir a un montón de sitios e imprimir y rellenar un montón de formularios.




Sin olvidar, por supuesto, las clases en inglés y de asistencia obligatoria. 



Si las dos últimas semanas, cuando empecé a darme cuenta de que algo no iba bien, no hubiera salido cada noche sin excepción, tal vez en estos momentos no estaría agonizando. Esto no me hace sentir mejor.



El caso es que ni tras cuatro Strepsils se me pasa este dolor de garganta traído de los más profundos círculos del infierno. Mi novio dice que debería beber leche con miel y huevo, pero creo que arriesgarme a contraer salmonela sería tentar demasiado a la suerte.

Cabe mencionar que he sobrevivido al día de hoy con un café y un sandwich porque comer y beber suponen una tortura digna de Torquemada; no pensé que se pudiera tener tanta hambre y a la vez no querer que te entre nada en la boca.

Creo que lo voy a dejar aquí porque necesito dormir, pero volveré. Vaya si volveré.

P.d.: corazoncitos cortesía del MS Paint de Windows 7. ¿Molan o no molan?